elia torrecilla
facebook a través del espejo, Facebook, 2017
¿Qué estás pensando? ¿Qué quieres compartir? ¿Qué está pasando?
Son preguntas recurrentes que la red social Facebook nos formula cada vez que accedemos a ella.
El uso de las redes sociales ha cambiado nuestra manera de comunicarnos. En ellas se busca tanto compartir la experiencia de nuestro día a día como también compartirse y mostrarse a uno mismo. Facebook es un diario, un muro donde exponer la biografía de uno a la vista de los otros, que son “amigos”. Dar un paseo por la red social es pasear biografías y autobiografías: es un espejo que ofrece el reflejo de aquello que queremos ser; reflejo en tanto imagen extendida y repetida de uno mismo (McLuhan, 1964) en tiempo real.
El presente continuo es fundamental en las redes sociales por su búsqueda constante de la novedad. Opciones como la de “Vídeo en directo” dejan constancia de esta necesidad del acontecimiento del aquí y el ahora que surge de forma paralela a la portabilidad de los dispositivos móviles.
Morozov (2012) mencionaba que la práctica del paseo en el ciberespacio, la ciberflânerie, había desaparecido debido al éxito de las redes sociales y de las aplicaciones que imposibilitan deambular por el ciberespacio al estar diseñadas para el acceso inmediato y directo.
En este sentido, el paseo, que siempre ha estado asociado al ocio, hace necesario un empleo diferente del tiempo que se encuentre alejado de aquel que es indisociable de la productividad. Perder el tiempo en internet y pasear por él es un acto que Goldsmith (2016) reivindica como método creativo y experiencia estética; por ello, no resulta extraño que se haya relacionado la figura del facebooker con la del flaneur (McCarthy, 2013), ya que ambos disfrutan en sus deambulaciones del anonimato inmersos en el espectáculo de la multitud de rostros virtuales, encontrando consuelo en la naturaleza contingente, maleable e indeterminada de su identidad en este nuevo espacio. Imágenes cristal, un circuito de dobles inmediatos, simétricos, consecutivos y simultáneos (Deleuze, 1987); un «mise en abyme».
Abordando estas cuestiones, a continuación se presenta un trabajo artístico que surge en facebook, con facebook y para facebook. Una práctica denominada aquí como facebook-art y que surge por error y por errar en la propia red social. Como resultado se obtienen una serie de vídeos que hacen visible el mecanismo de la máquina funcionando sola y que se re-produce gracias a la (retro)alimentación de contenidos. La imagen múltiple, el reflejo y extensión del yo y la autobiografía se repiten en un bucle infinito: la recursividad en la era del yo 2.0.